Últimas anécdotas recibidas
Paula, 4 años - Divina Inocencia
¿Dónde está mi nuevo hermanito?
Hace un par de años, mi marido y yo nos cogimos un viajecito a París por nuestro aniversario y dejamos a nuestra hija con los abuelos. A la vuelta, se puso a buscar por nuestras maletas como una loca, pero como no encontraba lo que buscaba nos preguntó: -¿Y dónde está el hermanito que habéis traído de París?
Marc, 6 años - Sin Tapujos
Siempre nos quedará la cónsola
No os perdáis la gran preocupación de nuestro sobrino de 6 años cuando le dijimos que nos mudábamos de piso. El niño nos puso cara a preocupado y nos preguntó -¿Pero entonces la consola se va a quedar en el piso viejo?
Marc, 3 años - Divina Inocencia
¿Regalo sorpresa?
Cuando mi sobrino tenía 3 años, me entregó un regalo que habían preparado sus padres para mi cumpleaños. Yo intenté ponerle un poco de suspense y con cara de sorpresa dije -Vaya, ¿que será eso?
No sé si os lo imagináis, pero me miró súperserio y me contestó con toda naturalidad -¡Pués una bolsa para la playa!
Eduardo, 5 años - Anécdotas e Historias Graciosas
Llego aunque sea sin patines
Tendría unos 5 años y mi padre me entrenó a conciencia para participar en una carrera de patines. El día de la prueba le puse tantas ganas que a mitad de recorrido uno de los patines salió de mi pie y quedó colgando. Yo, más que nada por no defraudar a mi padre, seguí a trancas y barrancas, entre patinando y corriendo y a pesar de todo llegué segundo de mi categoría.
Jose, 4 años - Sin Tapujos
Que no me quiten a mi tío
Intentaban convencer a mi sobrino para que nos pidiera un primito, pero listo él contestó:
-No, que yo quiero jugar con el tío.
Sergi, 2 años - Sin Tapujos
Acné, pupa
Nunca olvidaré cuando estaba en plena adolescencia y con un acné increïble, que el hijo de mi prima se me hechó encima para abrazarme y besarme, pero tiró la cara para atrás y me dijo: -Nooo,... pupa.
Miki, 3 años - Anécdotas e Historias Graciosas
Vaya paleta de niño
Esto que se levanta una noche el niño a las dos de la madrugada, que quería picar la pared como su padre (estábamos de obras). Después del berrinche que me montó y lo increíblemente tozudo que es, no tuve más remedio que darle el pico y la maza y... a picar.
Y yo rezando para que no subiese un vecino.