Trastadas
Unos más que otros, pero todos los peques tienen una parte de diablillo que les lleva a hacer alguna trastada. En graciosillos.com recopilamos travesuras o trastadas de niños y niñas, que aunque suelen enfadarnos, la mayoría acaban arrancándonos una sonrisa.
Trastadas interrumpidas
Esto ocurrió cuando me fui a pasear con mi hermana, mi prima y mi hermano. Nos fuimos a comprar algunos dulces y primero mi hermano robó caramelos. Y después le engañamos diciéndole - Está viniendo la policía.
Pero resultó que ¡justo estaba viniendo la policía!
Y mi hermano devolvió los caramelos al dueño.
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La que lió por un ramo de flores
Para trastada la que me hizo mi niño el verano pasado. Lo tenía en la terracita jugando con sus juguetes, pero ya hacía un rato que no se le escuchaba (¡como lo saben ellos!), hasta que entró con un bonito ramo de flores para su mami. No veáis como se me caía la baba, oooohhh.
Hasta que me di cuenta que las flores iban con raíz incluida y que además había variedad, o sea que había estado tirando de diferentes flores de varias macetas, las que no le gustaron se quedaron en el suelo, la tierra mejor no os cuento, no sé si fue peor la cantidad que había por la terraza o la que entró con sus zapatos en casa. Bueno, os podéis imaginar la que lió.
Cómo librarse de la cuidadora
Cuando mi hija tenía 6 años, íbamos a un pueblo de Toledo que se llama Ugena.
Mi marido y yo salimos a cenar, y dejamos a mi hija y a mi hijo con una cuidadora. Al llegar vimos a Sandra, la cuidadora, encerrada en la terraza y a mis hijos en el suelo dormidos, abrimos la puerta de la terraza y sacamos a Sandra. Intentamos regañar a nuestros hijos pero estos no paraban de reirse.
Y aunque les echamos la bronca hay que aceptar que era muy gracioso.
Un delantero inesperado
Soy un asíduo visitador de vuestra web, y hoy que hay fútbol he recordado una anécdota que me ocurrió cuando era adolescente -de ello hace 52 años-.
Estaba de espectador, apoyado en uno de los palos de la portería del equipo rival, en un encuentro de tercera regional entre el equipo de mi pueblo y el pueblo vecino. En un disparo a puerta la pelota salía fuera y yo instintivamente puse el pié y la pelota entró en la portería. El árbitro no lo vio y dio gol.
¡Tuve que escapar por piernas porque querían lincharme!
Cazando pájaros en la nieve... o no
Hace tiempo ya os envié una anécdota, la del misterio de las longanizas, y como de tanto en tanto visito vuestra web por lo graciosilla que la encuentro, os envío otra.
Resulta que había nevado y era una ocasión ideal para cazar pájaros con lo que, con unas trampas de alambre duro en forma de arco, las tendíamos sobre la nieve con una miga de pan que cuando el pajarillo la tocaba se cerraba y quedaba pillado. Pero lo graciosillo es que nunca conseguimos coger ninguno porque siempre había quien llegaba antes que nosotros, ¡el gato!.
El regalo de mi hermanito
El día que yo cumplía 10 años, mi hermano Carlos desapareció del comedor cuando yo estaba abriendo los regalos y no lo encontrábamos.
Hasta que observamos un ligero movimiento en la caja de mi nueva muñeca tamaño real y resulta que se había acurrucado en la caja vacía y al verse descubierto soltó -¡Sopeeeesaaa!
El misterio de las longanizas
Ahora tengo 66 años pero cuando tenía 8 hacía bastantes trastadas. Una de ellas es que, como en mi casa se hacía la matanza del cerdo, las longanizas las colgaban para su secado en la buhardilla de casa. Entonces lo que yo hacía era darles mordiscos un día a una y otro día a otra y resulta que mis padres creían que quien lo hacía era el gato que teníamos. Menudas palizas le habían dado al pobre por mi culpa.