Con caminador nada le para

Morita, 2 años - Divina Inocencia

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Yo vivía en un segundo piso, aún no sabía caminar y tenía un caminador.

Un día cuando mi papá regresó de trabajar, dejó la puerta abierta y sin saberlo me empujó un poquito. Yo seguí tratando de caminar hacia la puerta y tropecé con la silla y me caí rodando por las escaleras.

Fue muy gracioso, ¡¡¡caí sentada en la quinta escalera!!!


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